Dónde dejamos nuestra infancia.
Así es, están robando nuestras infancias, desde cuándo unos niños de cinco o seis años, que no dejan de ser niños tienen que estar cinco horas sentados frente a libros, de los que no entienden la mitad, desde cuándo eso es ayudarles en su futuro, desde cuándo eso fomenta su creatividad, yo os lo diré, desde nunca, niños de cinco años no pueden aguantar tanto tiempo sentados en una silla sin aburrirse y perder el interés, porque necesitan jugar, necesitan mantenerse en movimiento, necesitan saber lo que es caerse y hacerse un rasguño, necesitan socializar.
Socializar, ¿Acaso ahora saben lo que es eso?, pegarse el noventa por ciento de su tiempo frente a la pantalla de un ordenador o de un teléfono, preocupándose más por el número de me gustas que tienen en una foto en instagram que en quién se la queda en la próxima partida del escondite. Y empiezan los prejuicios antes de tiempo, los estereotipos, las depresiones, llegan de la mano, hundiendo la autoestima de miles de niños por no ser como supuestamente deberían ser, como ven en todos estos sitios que deberían ser, empiezan las fotos de enseñar más con la falsa creencia de que eso gustará más, empiezan las cuentas falsas, los acosos, la confianza mal regalada. La autodestrucción. Y no sentimos un ápice de vergüenza, de no hacer absolutamente nada para evitar esto, si no que lo fomentamos, ayudando con ciertos comentarios, regalándole un teléfono a un niño de nueve años, como dato informativo, ¡SIGUEN EXISTIENDO LOS JUGUETES!.
Esos mismos juguetes que seguíamos usando con doce años, cuando convertíamos un simple muro medio destruido en la mejor trinchera de la historia, una simple rama era una espada que cualquier príncipe envidiaría, ahora no, ese tiempo hace rato que se acabó. Ahora los niños de doce años pasan sus tardes encerrados en casa, pegados a una pantalla de una play, de un ordenador y de miles de tecnologías innecesarias más, para cuando llega a la noche ir a fiestas a "hacer todas esas cosas que hacen los mayores", el problema no está en que hagan esas cosas, está en que hacen esas cosas antes de tiempo, ¡Por qué no es su momento!.
Y cometemos el error de nuestra vida, sin drogas no hay diversión, "Es que si no consumo tengo mucha vergüenza" "Es que no soy capaz de bailar si no he bebido" "¿Para qué salir si no vas a consumir?" y soltáis esa sarta de tonterías, como si sirviesen de excusa, ¿Por qué razón vas a pasarlo mejor si consumes?, si al día siguiente te arrepientes de la mitad de las cosas que has hecho. Pero hasta dónde vamos a llegar.
Y dónde quedó. Donde quedaron los partiditos de fútbol en los parques todas las tardes, dónde quedaron Caperucita roja, Hansel y Gretel, La bella y la bestia, dónde quedaron los días con tus amigos donde no parabais de hablar porque no era necesario mirar el teléfono cada cinco segundos, dónde quedaron Ed, Edd y Eddy, Las macabras aventuras de Billy y Mandy, el frenar los patines chocándose contra algo, las caídas de la bicicleta, los días de campo en familia sin que pongas mala cara porque te están robando tiempo de estar tirado en el sofá, dónde dejamos nuestra infancia y qué hacemos destruyendo las de los niños de ahora.







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